El Concilio de Trento en la época del Emperador Carlos V

La celebración del Concilio de Trento se debe a la tenacidad del Emperador Carlos V e indudablemente se puede considerar como una obra suya. De haberse convocado cuando el Emperador lo planteó, la herejía hubiese podido ser dominada, pero ni entonces ni en 1530 Clemente VII quiso atender las súplicas del César, tampoco lo hizo Pablo III aunque lo llevó a efecto con retraso e indecisión, concluyendo por suspenderlo. Julio III lo reanuda y definitivamente lo suspende.
Carlos V veía en el Concilio el único remedio para contener la herejía; los Papas lo estimaban sumamente peligroso para sus propios intereses y entre esa insistencia por parte del César y desgana por la de los Pontífices crece y se afianza el protestantismo.