Descripción del Producto
Tras la conquista de Jerusalén en 1099, hubo caballeros con profunda vocación religiosa que hicieron, como los monjes, votos de castidad, pobreza y obediencia. Estos nuevos milites Christi formaron diferentes órdenes militares para luchar contra los musulmanes y defender los Santos Lugares, pero también prometieron asistir y proteger a los peregrinos que iban a Tierra Santa y guardar el Santo Sepulcro. Así surgieron las Órdenes Militares del Temple, del Hospital de San Juan de Jerusalén, del Santo Sepulcro y de San Lázaro, ésta para cuidar a los leprosos.
Todas esas Órdenes se hicieron internacionales al implantarse en los reinos cristianos de Occidente. La primera Orden Militar de carácter nacional se fundó en Castilla para la defensa de Toledo amenazada por los Almohades. En 1158, Raimundo, abad del monasterio cisterciense de Fitero, creó la Orden de Calatrava con un grupo de monjes y caballeros para proteger el castillo de Calatrava. Calatrava fue también la primera Orden Militar que se unió a una orden monástica ya que en 1164 pidió integrarse en la Orden de Císter (Citeaux). Posteriormente, otros reinos peninsulares formaron sus propias Órdenes Militares: en León se fundó la Orden de Alcántara y en Portugal la Orden de Avis y, tras la supresión de los Templarios en 1312, se creó la Orden de Montesa en el reino de Valencia y la Orden de Cristo en Portugal. Esas cuatro Órdenes quedaron afiliadas a la de Calatrava y, al igual que ella, siguieron la regla de San Benito de los cistercienses.
Este libro examina las características que sirven para identificar las cruces de 16 Órdenes Militares que tuvieron implantación ibérica; esa información sirve de guía para catalogar las cruces de Órdenes Militares que usaron los cistercienses y benedictinos de España y Portugal. Se estudian 764 cruces e insignias que decoran multitud de lugares en iglesias y edificios de 57 monasterios, tanto de monjes como de monjas, y en 33 libros y manuscritos. Las cruces de las Órdenes Militares fueron una parte muy importante en la heráldica de las dos congregaciones cistercienses españolas (la de Castilla y la de Aragón y Navarra) y, en menor medida, de la Congregación benedictina de Valladolid y de algunos escudos reales y de la Orden de Cister.
Reseñas
No hay reseñas todavía.